Hoy me detuve a pensar que ya estoy viviendo la etapa de la vejez. Recorrí los años que he vivido desde que recuerdo: una hermosa niñez, cuando mis padres se trasladaron al sur extremo de Chile, la preciosa ciudad de Punta Arenas… y allí crecí como niña feliz, junto a mis queridos hermanos…
Luego el estudio en la Universidad. Más tarde formé mi propia familia, esposo, hijos y también me realicé como profesional, con La carrera que siempre quise, ser una profesora, experiencia que me permitió vivir momentos maravillosos.
Pude compartir con mis alumnos, a quienes educaba día a día, transmitiéndoles los saberes y los valores para su vida.
Pasar a tener júbilo
Cuesta entender que, de un instante a otro, llegamos a la etapa de la vejez, claro, porque, de un ir y venir, pasé a la etapa de jubilar ¡¿Que hago?! … ¿terminé mi vida? … ¡Qué drama! …
Pienso detenidamente que, de tantas experiencias maravillosas, debo reponerme y darme cuenta que estoy viviendo el siglo XXI, lo que es también un privilegio.
Me siento a pensar … mientras me sirvo un rico jugo de piña …
Nuestra Sociedad ha cambiado, ¡no puedo vivir con lo anterior!, claro, tengo mi historia que no olvido, sin embargo, ahora hay nuevos paradigmas desde donde debo fortalecer en esta nueva etapa.
Envejecer es también parte de nuestras vidas, claro: nacemos, nos desarrollamos, envejecemos y morimos.
Estamos en la plena revolución de la longevidad, si viviremos muuuchos años más. Lo mencionan profesionales científicos, seremos parte de un futuro más extenso, lo que implica tener una visión diferente de la vida, una actitud positiva y estar dispuestos, con alma y corazón, a vivir mejor el presente y proyectarnos a este futuro nuevo en el que nos toca participar, vivir.
Ya no tendremos solo experiencia pasada, nuestras vivencias serán el hoy, el presente y donde queremos llegar a proyectarnos.
El desafío de envejecer con actitud
Nosotras las mujeres mayores (a un querido amigo no le gusta cuando hablamos de la tercera edad por lo que prefiero decir como él), pienso que somos y seremos mujeres valientes, desafiantes, no le tenemos temor a nuestra edad. Tenemos actitud y estamos dispuestas a adaptarnos a los cambios y -en este sentido- es muy interesante lo que menciona la antropóloga española Teresa del Valle.
Ella lo denomina «edad sentida». Concuerda que a partir de las cualidades personales y del carácter, autoestima, salud, capacidad de adaptarse a los aspectos sociales y afectivos, podemos vivir mejor, estando dispuestos.
Desde mi interior, estoy dispuesta a aceptar esta nueva edad en el aumento de esperanza de vida, con profundo convencimiento de que estaré bien, compartiendo con personas de mi edad y también con jóvenes.
Y claro yo no estoy sola en esta tarea, en esta nueva mirada a los adultos mayores en esta sociedad del siglo XXI. Será necesario un nuevo diseño de políticas públicas, inclusivas, reflexivas y participativas, en donde también nos consideren a las personas mayores como ciudadanos activos en una participación social y real.
Mis queridas y queridos amigos lectores de Pensar Sin Edad, espero haber contribuido con un granito de arena con el propósito de animarles y de seguir juntos este gran desafío de envejecer con actitud.
2 respuestas
Oh!! Graciela eres un Sol., gracias por compartir tus virtudes🌹
Gracias por compartir tu experiencia querida Graciela.