Un día mi hijo me dijo jubilaste «¡vive la vida!» y me cayó la teja «me jubilé del trabajo, de pero ¡no de la vida!»
Me esforcé por estar vivo, vigente, aprendí sobre las redes… YouTube, la red de los mayores, compartí con amigos, descubrí que podía Pensar Sin Edad, fotografía, hasta Instagram (la red de los millennial o de los adultennial).
Anoche, mientras estábamos en el tercer día de una rebelión de las persona, tomé un foto de un cacerolazo y me dijo mi hijo… «No la subas a las redes».
Pensé, mientras estaba encerrado a las 06:00 de la tarde, cuando el militar fuera de mi casa gritó «Dentre rapidito no más iñor»… «¿No lo subas a las redes?», ¡que no suban mis miedos!, mis recuerdos, mis aprensiones, mi pesar. Que mi vejez no es apta para estos tiempos, cuidado físico, mi cuerpo puesto en la cárcel por clamar por una vejez digna… ¿o es que por «viejito» no pienso bien y que debo ser orientado, guiado?
O es porque camino despacio, uso bastón, uso mis pañales, o porque lleno mi estómago con glucosamina, cardioaspirina, metformina, sindevadir y atorvastina… ¿eso afecto mi «seso», mi razonamiento?, ¿debo ser protegido para no embarrarla?
¿O es tu miedo, hijo? a no querer VER que esta es la más bella etapa de la adultez. Soy la gente grande que está llena de ideales, sueños y utopías, en esta nueva etapa de mi vida.
La calle y el «compu» son mi alma vibrando, son los cultrunes ancestrales, clamando digna justicia. Ayúdame a ser protagonista del cambio.
Algo le pasa a mis ojos (serán las lacrimógenas de que estoy mirando en la TV), mientras mi corazón late, se acelera, ahora una *chupilca de losartán, dejar de escribir y al sobre…
Tu papa
A los primeros días de un noviembre ahumado, piedrado, gritado… ollas ahoyadas, protestado, arrancado y bailando.
*Chile. Bebida popular hecha a base de harina tostada desleída en chicha, un término coloquial usado para referirse a muchas cantidad de algo en una bebida.