Camino por la avenida y ya siento bajo mis pies, que se viene el otoño.
Las hojas crujen al romperse en mil pedazos y en silencio sutil me recuerdan, que la vida es una estación que señala con inclemencia, el paso avasallador del tiempo.
Viento, vuelve la esperanza y deja que duerman aferradas con la calidez de un niño en el pecho de su madre y liben como ellos la savia del amanecer.
Detente brisa …. detente, deja que que se abriguen mis alas, para cuando llegue a la última parada y el roció de la mañana en torrentes se vuelva, anunciando que volverá a vestir de color las hojas que sepultó, cuando yo caminante, iba por la alameda.
Una respuesta
Muy buen poema. Muchas gracias.